martes, 1 de noviembre de 2016

BIOGRAFIA

                      BALTAZARA CALDERÓN DE ROCAFUERTE

BALTAZARA CALDERÓN DE ROCAFUERTE
(1806 - 1890)
GUAYAQUILEÑA.- Hija legítima del Coronel Francisco García Calderón, natural de Santiago de Cuba, oficial que desempeñaba la Tesorería de las Reales Cajas de Cuenca en 1809 cuando se realizó el Primer Grito de Independencia en Quito. Por chismes de otros oficiales fue aprisionado, sufrió maltratos y perdió el empleo, sindicado del delito de revolucionario. Posteriormente viajó a Quito y se unió a las fuerzas patriotas. En 1812 fue jefe del bando Sanchista y luego de la derrota que sufrieron las armas patriotas en la batalla de San Antonio de Ibarra, fue tomado prisionero y fusilado. Su viuda Manuela Garaycoa Llaguno permanecía en casa de sus padres en Guayaquil y al saber la infausta noticia, juró educar a sus hijos en el amor a la patria, para que algún día vengaran la muerte de su glorioso padre.
Baltazara nació en Cuenca el 6 de Enero de 1806 y desde su infancia gozó de una memoria privilegiada y dulce vocalización.
Tuvo por hermanos a Abdón Calderón Garaycoa, quien en 1820 se alistó de oficial en el Batallón Yaguachi, realizando toda la campaña como abanderado y recibiendo gloriosa muerte a consecuencia de heridas, después de la batalla del Pichincha a fines de Mayo de 1822 en Quito. El Libertador honró su memoria. Francisco Calderón Garaycoa, el menor de todos, ingresó a la Marina en 1827 y realizó algunas campañas navales distinguiéndose por su comportamiento. Luego se dedicó al comercio, viajó a Lima, se estableció y contrajo nupcias. Carmen Calderón, que coronó a San Martín en Julio de 1822 y ha pasado a la historia con el sobrenombre de “La Gloriosita” y Mercedes que casó con Bartolomé Ayluardo y Azpillueta mercader y comerciante en Lima y antes de morir donó su fortuna para la fundación del Asilo Calderón Auluardo recordando quizás, sus años de orfandad y de pobreza.
Baltazara recibió las primeras letras de su madre, creció en el amor a la causa de la independencia y desde 1821 que la Junta de Gobierno de Guayaquil recibió a las fuerzas auxiliares comandadas por el General Antonio José de Sucre, admiró como en todas en su familia, las glorias del Libertador y de Colombia.
A raíz de la independencia empezó la familia Garaycoa a ser el eje del partido colombianófilo, frente a las aspiraciones peruanófilas de la mayor parte de la población, que acostumbraba ver en Lima la capital natural de esta parte de Sudamérica.
VICENTE ROCAFUERTE
(1783 - 1847)
En 1822 acompañaba a su madre y hermanas Carmen y Mercedes Calderón y a sus tías Joaquina y Carmen Garaycoa Llaguno, amigos y amigas, a cantar diariamente y hasta lo hactan por las calles algunas noches, las canciones colombianas, en honor del Libertador y de la República.
En mayo murió gloriosamente en la Batalla del Pichincha su hermano Abdón a consecuencia de varias y dolorosas heridas.
Baltazara era cristiana practicante, leía mucho, sobre todo de política, que encontraba en los libros de la biblioteca de su tío el Dr. Luis Fernando Vivero y Toledo, tan amigo de Bolívar que fue en honor de su hijo Pepito Vivero Garaycoa, primo hermano de Baltazara, que Olmedo compuso el "Alfabeto para un niño", pues el propio Libertador se lo pidió a fin de que Pepito tuviera una buena cartilla de lectura.
Bolívar le envío en 1826 “un ejemplar de mí Constitución para Bolivia y otro de mi Discurso a los legisladores de ese estado naciente, para qué leyendo ambas cosas con su acostumbrada atención y haciendo uso de su feliz memoria, tenga yo el gusto a mi llegada a ésa, de oír, de su bella boca, la reproducción de mis ideas".

Quizá por eso no era popular entre los jóvenes de su tiempo y como además tenia un temperamento retraído y algo seco, se fue quedando soltera; pero quienes la conocían de cerca por haberla oído conversar, tenían una gratísima impresión de su clara intelectualidad, formada en lecturas y ejemplos dignos de imitar, sacados principalmente de la antigüedad. Se conservan numerosas cartas de su madre y abuela materna al Libertador y las contestaciones de éste.

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